Tu propósito para 2023

Bueno colega, ya está. Ya hemos llegado al final de otro año.

No sé cómo te habrá ido este año 2022. Espero que bien. Espero que hayas hecho algunas cosas, en el plano de lo que depende de ti, que te hayan impulsado a ser más y mejor de lo que quieres ser. Y también espero que hayas disfrutado de algunos regalos, en el plano de lo que no depende tanto de ti, porque la moneda del azar haya caído del lado que deseabas.

Aunque quizá no haya sido así. Quizá no haya sido un buen año. Quizá no te sientas demasiado satisfecho con tus decisiones. O quizá hayas tenido mala fortuna.

Pero ¿sabes qué? Tanto si te ha ido bien, como si no te ha ido tan bien, da igual.

Sí, puede que te merezcas una celebración por tus buenos resultados. O puede que proceda que experimentes un sentimiento esporádico de frustración o culpa por los malos. Pero, sea como sea, ahora toca mirar hacia delante. Lo pasado, pasado está. Estás aquí y ahora. Y lo curioso de la vida es que tienes el poder de hacer cambios.

Si no lo has hecho bien del todo en el pasado, puedes regenerarte en cualquier momento con un simple compromiso contigo mismo para tomar algunas buenas decisiones a partir de entonces. Y si, por el contrario, sí que lo has hecho bien, también puedes cagarla bajando la guardia y empezando a tomar malas decisiones.

¿Que cómo sabes si una decisión es buena o mala?

Lo sabes. No me vengas con monsergas. Puede que sea difícil ponerlas en práctica, pero no es difícil saber si son buenas o malas. Prácticamente siempre sabemos, de forma intuitiva, qué tipo de cosas nos convienen y qué tipo de cosas no. Y si no es así, tu amigo Frank siempre está a tu lado para echarte un cable.

Ya que estamos, hablemos de los propósitos de año nuevo, ¿te parece? Ya sabes, esas cosas que suenan tan bien y que nos decimos a nosotros mismos que vamos a hacer el año siguiente, pero que cuando llega el momento rara vez hacemos.

Voy a darte una idea que quizá te sea útil.

En vez de pensar en qué vas a hacer, piensa en qué vas a dejar de hacer.

Piensa en qué vas a eliminar de tu vida.

Cuando hacemos un diagnóstico de lo que deberíamos hacer para mejorar las cosas y sentirnos más satisfechos y felices, nuestro cerebro tiene una predisposición natural a añadir. Queremos meter nuevas prácticas y actividades en la agenda, porque creemos que eso es lo que impulsará nuestra vida con más fuerza en la dirección adecuada.

Esto, por muy natural que sea, no suele ser lo más efectivo. Por dos razones:

  • Una: Es difícil meter actividades nuevas en una agenda y un nivel de saturación mental que ya se encuentran, como regla general, bastante apretados.
  • Dos: Hay otras cosas, que ya están presentes en nuestra vida, que frenan nuestro desarrollo personal mucho más que lo que estas nuevas cosas que intentamos introducir lo harían avanzar. Pero no solemos apreciar este fenómeno hasta que tomamos la decisión consciente de observar nuestros patrones de comportamiento con una lupa crítica de aumento.

Todos, sin excepción, hacemos algunas cosas regularmente que representan un obstáculo para que seamos la mejor persona que podemos ser. Y como las hacemos regularmente, creemos que son parte integral de nuestra vida. Creemos que obtenemos resultados decentes gracias a ellas, cuando en la práctica lo que sucede es que los obtenemos a pesar de ellas.

Aquí tienes tu propósito de año nuevo. Un propósito que es perfectamente accionable y posible de conseguir, sin necesidad de desgañitarte y perder el aliento haciendo grandes esfuerzos:

Identifica aquellos comportamientos y hábitos de tu vida que te frenan para que seas tu mejor versión, y elimínalos en la medida de lo posible.

Ya está.

No hace falta que los sustituyas por nada. No hace falta que te vuelvas loco pensando qué comportamientos nuevos debes introducir, y cómo hacerlo. No te líes. Simplemente, extermina lo que te frena.

Nada más. No me digas que no te lo pongo fácil.

Es más, te lo voy a poner aún más fácil. Vas a hacer esto solamente en un campo de tu vida.

Sólo uno.

¿Cuál?

Tus relaciones personales.

¿Por qué?

Porque tus relaciones personales son elementos multiplicadores de tus emociones. Para lo bueno y para lo malo. Las buenas relaciones hacen que las cosas buenas se experimenten como mucho más buenas. Y las malas relaciones hacen que las cosas malas se experimenten como mucho más malas.

La decisión de con quién decidimos compartir nuestro tiempo, sea en el ocio o en el trabajo, tiene más impacto en nuestra salud, riqueza y felicidad a largo plazo que prácticamente cualquier otra decisión que tomamos.

Lee eso otra vez, porque es muy posible que en tu día a día lo pases por alto.

Muy pocos de nosotros tomamos la decisión, de forma consciente, de a quién concedemos nuestro tiempo y energía. Simplemente nos dejamos llevar por la costumbre, la familiaridad y la inercia.

Y si eso es así, te garantizo que tienes personas en tu vida que te frenan. O que tú te relacionas con esas personas de una manera que te frena.

Identifica qué situaciones son ésas y extírpalas de tu vida como si fueran un tumor cerebral.

El familiar que cuestiona todo lo que haces. El “amigo” que sólo habla de sus éxitos. El compañero de trabajo que se aprovecha de ti. Los grupos de conocidos de hábitos poco sanos. Las parejas tóxicas o manipuladoras. Las personas que te llaman para hacer planes que no te motivan. Los jefes o colaboradores profesionales que te infravaloran y no te tratan con respeto. Las personas que no hacen ningún esfuerzo para responder con un cariño proporcional al que tú les das.

Todos tenemos casos de estos en nuestra vida. Y asumimos que son parte integral de ella. Asumimos que no podemos hacer nada al respecto y que no nos queda otra que convivir con ellos, haciendo lo mismo una y otra vez.

No es así. En absoluto. Puedes y debes cambiar esas situaciones. 

Una vez hayas identificado cuáles de estos casos están presentes en tu vida, tienes que trazar un plan para reducir su grado de presencia en tu día a día. Y cada caso es diferente. Habrá situaciones que puedes eliminar con rapidez, simplemente saliendo de ellas. Habrá otras con las que tengas que seguir conviviendo y en las que tendrás que cambiar cómo te relacionas con esas personas, poniendo los límites adecuados y aceptando las consecuencias.

Ése es tu propósito de 2023. Claro y simple.

Si crees que depurar tus relaciones de esta manera no tendrá mucho impacto en tu vida, te equivocas de pleno. Pero no lo sabrás hasta que lo hagas. No lo sabrás hasta que experimentes por ti mismo lo ligero que te sientes al librarte de ese lastre emocional que te mantenía pegado al suelo.

Y después ¿qué? Una vez he salido de esas situaciones que me frenaban y he creado ese nuevo espacio en mi vida, ¿con qué lo lleno?

Por eso no te preocupes. El proceso de extirpar lo malo crea un imán natural para que venga lo bueno.

¿No me crees? Prueba y verás.

Feliz 2023, colega.

Pura vida,

Frank.