Fluir, de Mihaly Csikszentmihalyi

 

Puntuación: 10/10

 

Resumen

Nota de Frank Spartan

Fantástico libro de un autor con el apellido más retorcido de la historia de la literatura. 

Un enfoque práctico para lograr «experiencias de flujo», que representan lo más cercano a la alegría y felicidad en los distintos campos de la vida. De nuevo apreciamos la idea básica de la necesidad de crecer y salir de nuestra zona de confort para desarrollar una personalidad más compleja. La vía más efectiva para alcanzar niveles de satisfacción más elevados a través de la superación personal en la persecución de una meta que resuena con nuestra naturaleza. 

Conceptos básicos

Durante mis investigaciones de los últimos 25 años, descubrí que la felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la buena suerte o el azar, ni algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos.

Las personas que saben controlar su experiencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas. Eso es lo que más nos acerca a la experiencia de sentirnos felices.

La felicidad no se puede alcanzar mediante la búsqueda consciente de ella. Es al estar totalmente involucrados en cada detalle de nuestras vidas, sea bueno o malo, cuando encontramos la felicidad, no intentando buscarla directamente.

Todos hemos vivido ocasiones en las que, en lugar de ser abofeteados por fuerzas anónimas, hemos sentido que teníamos el control de nuestras acciones, que éramos los dueños de nuestro destino. En las raras ocasiones en las que esto sucede, experimentamos un profundo sentimiento de alegría. Es lo que definimos como experiencia óptima.

Contrariamente a lo solemos creer, los mejores momentos de nuestra vida no son momentos pasivos o relajados, sino aquellos cuando el cuerpo o mente de una persona han llegado hasta su límite en un esfuerzo voluntario para conseguir algo difícil y que valiera la pena. Una experiencia óptima es algo que hacemos que suceda.

No hay ningún problema inherente en nuestro deseo de ir escalando objetivos siempre que disfrutemos de la lucha que debemos realizar durante el camino. El problema existe cuando las personas están tan obsesionadas en lo que quieren conseguir que ya no obtienen placer con el presente.

Cada persona distribuye su limitada atención ya sea centrándola intencionadamente como un rayo de energía o dispersándola en movimientos aleatorios. La forma y el contenido de la vida dependen de cómo utilicemos la atención. Según cómo lo hagamos, resultarán realidades completamente diferentes. La atención es la herramienta más importante en la tarea de mejorar la calidad de la experiencia.

Cuando optamos por una meta y nos involucramos en ella llegando a los límites de nuestra concentración, cualquier cosa que hagamos será agradable. Y una vez que hayamos probado este goce, doblaremos nuestros esfuerzos para probarlo de nuevo. De esta manera crece la personalidad.

El disfrute y la calidad de vida

Hay dos estrategias principales que podemos adoptar para mejorar la calidad de vida. La primera es intentar que las condiciones externas estén de acuerdo con nuestras metas. La segunda es cambiar nuestra experiencia de las condiciones externas para adaptarlas a nuestras metas.

La calidad de vida no depende directamente de lo que los demás piensen de nosotros o de lo que poseamos. Más bien depende de cómo nos sentimos con nosotros mismos y con lo que nos sucede.

El placer es un componente importante de la calidad de vida, pero por sí mismo no trae la felicidad porque no produce crecimiento psicológico. El disfrute, sin embargo, está caracterizado por un movimiento hacia delante: por un sentimiento de novedad, de realización.

¿Cuándo obtenemos disfrute? En primer lugar, la experiencia surge cuando nos enfrentamos a una tarea que es difícil pero que tenemos la oportunidad de lograr. Segundo, debemos ser capaces de concentrarnos en ella. Tercero, la tarea ofrece metas claras y con feedback inmediato. Cuarto, la realización de la tarea nos permite obtener un sentimiento de control, de autonomía. Quinto, desaparece la preocupación por el ego. Es como si nos perdemos en la tarea. Y finalmente, el sentido de la duración del tiempo se altera.

La combinación de todos esos factores produce un sentimiento profundo de disfrute, que es lo más cerca que podemos estar de la felicidad.

Por esta razón denominamos a la experiencia óptima “flujo”, porque esta palabra describe un movimiento hacia delante y aparentemente sin esfuerzo. La acción nos lleva hacia delante como por ensalmo.

El trabajo

Nos encontramos ante una situación paradójica: en el trabajo la gente se siente hábil y presta para enfrentarse a los desafíos, y por tanto es más feliz, fuerte, creativa y satisfecha. La gente en sus ratos libres siente que no hay demasiado que hacer y que sus habilidades no son utilizadas, y por tanto tiende a sentirse más triste, débil, aburrida e insatisfecha. Sin embargo, casi todos preferimos más tiempo de ocio y menos de trabajo. ¿Por qué?

Una conclusión parece inevitable: Cuando se trata del trabajo, sentimos que empleamos la atención en una tarea contra nuestra voluntad y que estamos ayudando a otra persona que no somos nosotros a conseguir sus metas. El tiempo empleado en esta tarea se percibe como un tiempo a restar del total disponible en nuestras vidas.

La otra dimensión del problema es el mal uso del tiempo libre. El ocio masivo, cuando solamente participamos en él pasivamente y por razones extrínsecas (como el deseo de ostentar nuestro estatus) son parásitos de la mente. Absorben energía psíquica sin ofrecernos nada a cambio.

En resumen, la mayoría de los trabajos y actividades de ocio no han sido diseñados para hacernos más felices y fuertes. Su propósito es hacer dinero a través de la dependencia.

La familia

Para producir flujo, una familia debe tener una meta para su existencia. Las razones extrínsecas (como “todos los demás están casados” o “es natural tener niños”) no son suficientes. Pueden mantener la familia unida, pero no hacer que la experiencia sea agradable.

La única manera de conseguir flujo en la relación es encontrar nuevos desafíos en ella. Si los padres simplemente hablasen de sus ideales y sueños, los hijos podrían desarrollar la ambición necesaria para romper la complacencia de sus personalidades actuales. Pero si los padres ocupan todo su tiempo libre en el hogar sentados delante de la televisión, los niños asumirán que los adultos son gente aburrida y no buscarán el disfrute en familia.

Uno de los engaños más importantes de nuestro tiempo es que la familia se cuida a sí misma de forma natural. Pero eso no es cierto. Para sobrevivir necesita inversiones constantes de energía psíquica.

Los amigos

Cuando una amistad es primordialmente una manera de validar nuestra personalidad, esto nos producirá placer, pero no será agradable, no fomentará el crecimiento. Un ejemplo de esto son los amigotes borrachos. Mientras todos sienten que su existencia está validada por la atención recíproca de cada uno, la soledad se mantiene a raya, pero sin estimular el crecimiento. Es como una forma colectiva de ver la televisión.

Para disfrutar de relaciones interpersonales son necesarias las mismas condiciones que en otras actividades de flujo. Metas comunes, feedback y desafíos. Estos pueden ser simplemente aprender más sobre el amigo, descubrir nuevas facetas de su individualidad y revelar más de la propia. Muy pocas personas están dispuestas a invertir su energía en algo así, porque resulta incómodo al principio. Sin embargo, pocas cosas proporcionan mayor disfrute en una relación interpersonal.

Caos

De todas las virtudes que podemos aprender, no hay otra más útil, más necesaria para la supervivencia y con más probabilidades de mejorar la calidad de vida que la capacidad de transformar la adversidad en un desafío que pueda proporcionarnos disfrute.

La mayoría de nosotros estamos tan influenciados por la programación genética y el condicionamiento social que ignoramos las opciones para elegir cualquier otro curso de acción. Eso funciona mientras todo va bien, pero cuando las metas biológicas o sociales se frustran, lo que a largo plazo es inevitable, una persona debe formular nuevas metas y crear una nueva actividad de flujo para sí misma, o derrochará sus energías en el caos interior.

El significado

Las personas que encuentran que sus vidas tienen significado suelen tener una meta que las desafía lo suficiente como para implicar todas sus energías, una meta que puede dar trascendencia a sus vidas.

La meta en sí no suele ser lo importante. Lo que importa es que enfoque la atención de la persona y la involucre en una actividad agradable, donde puede mejorar constantemente a través del cultivo de sus habilidades. Lo que cuenta no es tanto si la persona logra lo que ha empezado a hacer, sino el esfuerzo que ha empleado en alcanzar la meta.

Quien sabe cuáles son sus deseos y trabaja con el propósito de lograrlos es una persona cuyos sentimientos, pensamientos y acciones son congruentes entre sí, y por tanto una persona que ha logrado la armonía interior. Esa coherencia conduce a la serenidad y a la fortaleza interior que admiramos en las personas que parecen estar bien consigo mismas.