IMG_3923

Has llegado a Cuestión de Libertad. Enhorabuena, colega.

Mi nombre es Patxi Granero. Soy el creador artístico de Frank Spartan, el alma mater de esta web.

No soy muy de soltar rollos sobre mí, pero si eres tan curioso puedes echar una mirada debajo.  

Ah, y si deseas contactar conmigo, hazlo a través de Frank por aquí. A fin de cuentas, el protagonista de este tinglado es él.

El problema

¿De dónde surge la idea de crear Cuestión de Libertad?

Todos nosotros estamos fuertemente influenciados por nuestro entorno cultural, social y familiar. Esa influencia, a veces, nos empuja a adentrarnos por caminos que no necesariamente conectan con nuestra verdadera naturaleza.

Lentamente, nos vamos acostumbrando hacer lo que se espera de nosotros, mientras ignoramos el murmullo cada vez más débil de nuestra voz interior. Y, a medida que pasan los años, nos vamos adentrando en una espiral descendente de insatisfacción vital.

Muchos no sabemos exactamente por qué nos sentimos así. Algunos otros nos volvemos dolorosamente conscientes de las causas, pero no nos sentimos libres para cambiar las cosas. Tenemos ataduras por todas partes: Mentales, emocionales, relacionales, financieras. 

El tiempo pasa. Y ahí permanecemos. Una gran parte de nuestro talento, de nuestro potencial, de todo lo que podríamos hacer para aprovechar de verdad la vida y sentir esas emociones que anhelamos desesperadamente, va muriendo. Día a día, mes a mes, año a año. 

Y eso no mola.

Por eso estamos aquí.

El objetivo

Quiero ayudarte a que te conozcas mejor. A que cuestiones las cosas que haces y por qué las haces. A que te hagas preguntas incómodas y encuentres respuestas.

Quiero ayudarte a que identifiques las creencias y comportamientos que no te ayudan y que los sustituyas por otros más útiles. Otros que te ayuden a llegar donde realmente quieres llegar en aquellas áreas de tu vida que tienen un mayor impacto en tu satisfacción vital.

Quiero ayudarte a derribar a cañonazos las barreras que te impiden sentirte libre para elegir otros caminos. Otros caminos más alineados con tu verdadera naturaleza. Otros caminos que conecten mejor con la persona que eres de verdad. 

Aviso a navegantes

Has de saber que muchas de las cosas sobre las que hablaremos aquí no van a ser… digamos políticamente correctas. Algunas de ellas chocarán con las costumbres y formas de vida tradicionales de nuestra sociedad. Otras cuestionarán ideas que muchos consideran axiomas intocables. 

Pero, como muy pronto comprobarás, todo eso a Frank Spartan eso no le preocupa demasiado, porque Frank no tiene ninguna necesidad de ser políticamente correcto. Se aburriría muy pronto. Y además, no te sería tan útil.

¿Quién soy?

Mi historia

Nací en un ambiente que se puede considerar, sin lugar a dudas, favorable para un niño. En el seno de una familia que me quería, en una ciudad con muchas posibilidades y sin nada serio por lo que lamentarme.

Después de una caótica adolescencia en la que me dediqué a jugar al fútbol, escuchar rock ‘n’ roll y meterme en un lío tras otro, fui aprendiendo que no era más que un niñato que no sabía nada sobre nada. Y entonces me empecé a tomar las cosas un poco más en serio.

Estudié empresariales en mi ciudad natal y después decidí irme a aprender sobre marketing a Escocia, allí donde el sol brilla tan a menudo como las buenas noticias aparecen en los telediarios y sus habitantes hablan una lengua absolutamente desconocida para el resto de la humanidad. 

¿Por qué Escocia? Dos razones. Quería aprender bien inglés y quería comprobar si sería capaz. Nunca había vivido un tiempo fuera de mi ciudad natal antes de aquello.

Y sí, fui capaz. Pero no fue fácil. Ahí empecé a entender que casi todo lo que merece la pena, por alguna extraña razón, no es fácil.

Al de un tiempo, empecé a trabajar en el sector financiero en Londres, donde viví durante casi 20 años. Durante ese tiempo visité muchos lugares y conocí a personas muy interesantes. Pero, sobre todo, aprendí cosas muy útiles sobre cómo funciona el mundo y cómo las personas evalúan el riesgo y toman decisiones. 

¿Y qué pasó después?

Que un buen día decidí salirme de ese carril y empezar una nueva vida. Una vida muy distinta.

¿Por qué debo escucharte?

No soy ningún coach, gurú, profeta o líder espiritual. Esto no va de etiquetas. Va de alguien que tenía todas las posibilidades del mundo para conquistar aquello que nuestra sociedad, en su infinita sabiduría, dice que es el éxito y el arquetipo de la felicidad, pero que por alguna razón se lo pensó mejor.

Al salir de aquella situación, rompí algunas reglas establecidas y me autoimpuse algunas nuevas. Para mi sorpresa, no me desintegré en el aire al hacerlo. Ni tampoco fui fulminado, por mi supuesta falta de respeto a las leyes naturales, con un rayo láser por un poder superior.

De hecho, sucedió todo lo contrario.

Me fue bien. Muy bien.

Aprendí a introducir cambios que me proporcionaron una mayor sensación de libertad en todas las áreas de mi vida. Y también a apreciar otra realidad que siempre había estado ahí, pero que hasta entonces no había sabido ver.

Ahora dedico mi tiempo a cosas muy variadas, pero con un patrón común: Hago lo que me sale de las narices. Pero lo hago bien. Y siempre con un propósito alineado con la persona que voy descubriendo que realmente soy.

Sólo me queda agradecerle a Frank sus consejos y su mala leche, porque nunca habría llegado hasta aquí si no fuera por él.