drive

Drive, de Daniel Pink

(La sorprendente verdad sobre qué nos motiva)

 

Puntuación: 10/10

 

Resumen

Nota de Frank Spartan

Éste es uno de los libros que más me han hecho pensar sobre el tipo de proyecto profesional que merece la pena construir.  Hay muchos libros buenos sobre autodescubrimiento, pero éste me resultó especialmente útil desde el punto de vista práctico, porque incide en los aspectos clave que generan una motivación profunda, un impulso vital asociado a aquello a lo que dedicas tu tiempo y tu energía. Masacra algunas verdades establecidas, pero lo hace con un enfoque riguroso y muy bien argumentado. Y todo lo que sea masacrar lo establecido tiene un punto interesante para Frank Spartan.

Altamente recomendable leerlo entero.

Compendio de reflexiones más relevantes del libro

Los científicos expertos en el comportamiento humano a menudo dividen las tareas del trabajo o lo que aprendemos en el colegio en dos categorías: Algorítmica y heurística.

Una tarea algorítmica es aquella en la que seguimos una serie de instrucciones establecidas para llegar a una conclusión. Es decir, existe un algoritmo para resolverla.

Una tarea heurística es lo contrario. Como no existe un algoritmo, tenemos que experimentar con las posibilidades y encontrar una solución.

Trabajar como cajero en un supermercado es una tarea mayoritariamente algorítmica, porque es necesario hacer lo mismo una y otra vez. Diseñar una campaña de marketing is una tarea heurística, porque es necesario crear algo nuevo.

La firma de consultoría McKinsey & Co. estima que en Estados Unidos solamente el 30% del crecimiento del empleo viene actualmente de trabajos algorítmicos, mientras que el otro 70% viene de trabajos heurísticos. La razón es que las tareas rutinarias pueden externalizarse, automatizarse y robotizarse. Las tareas artísticas, empáticas y creativas generalmente no.

Las investigaciones recientes, por ejemplo, las realizadas por Teresa Amabile en Harvard Business School, reflejan que las recompensas externas y los castigos (el palo y la zanahoria) pueden funcionar bien para tareas algorítmicas, pero funcionan bastante mal para las heurísticas.

Motivación

 “La motivación intrínseca favorece la creatividad, mientras que la extrínseca la reprime”

En las historias de Tom Sawyer, Mark Twain ilumina un principio motivador fundamental: “el trabajo consiste en cualquier cosa que una persona se ve obligada a hacer, mientras que el juego consiste en cualquier cosa que una persona no se ve obligada a hacer”.

Las recompensas “Si haces algo, entonces recibirás algo” (que denominaremos en adelante “Si-entonces”) exigen que las personas renuncien a parte de su autonomía y pueden hacer un agujero en su cubo de motivación intrínseca, lo que privaría a una actividad concreta de disfrute.

Cuando el dinero se utiliza como una recompensa externa por alguna actividad, los sujetos implicados pierden el interés intrínseco por esa actividad.

Las recompensas, por su propia naturaleza, estrechan nuestra visión. Eso es algo útil cuando hay un camino claro hacia una solución. Nos ayudan a fijar la vista en un punto y avanzar más deprisa. Pero los motivadores “Si-entonces” son terribles para encontrar soluciones creativas para los problemas que se presentan, y eso es una habilidad crucial para tener éxito.

Para los artistas, científicos, inventores, estudiantes y el resto de nosotros, la motivación intrínseca, el interés por hacer algo porque es interesante, porque nos pone un reto, y porque nos absorbe, es esencial para conseguir altos niveles de creatividad.

Cualquier recompensa externa debería ser inesperada y solamente ofrecida cuando la tarea se ha completado ya.

Satisfacción psicológica

Tenemos tres necesidades psicológicas innatas: Autonomía, competencia y conexión interpersonal. Cuando esas necesidades están satisfechas, nos encontramos motivados, productivos y felices.

Todos tenemos ese mecanismo conductor que nos impulsa hacia la motivación intrínseca. Es parte de lo que implica ser humanos. Pero el que ese aspecto de nuestra humanidad emerja en nuestras vidas depende de si las condiciones a nuestro alrededor lo favorecen.

El comportamiento que se guía por la motivación intrínseca está enfocado a mejorar en algo que merece la pena, con un objetivo que tiene un propósito.

Lo contrario de la autonomía es el control. Y lo mismo que se sitúan en lados opuestos de la brújula de comportamiento, nos llevan a destinos diferentes. El control lleva al cumplimiento de las reglas de otros. La autonomía lleva a la involucración activa. Vivir una vida satisfactoria requiere algo más que simplemente satisfacer las exigencias de aquellos que se encuentran en control.

Alcanzar competencia y destreza en una habilidad es cuestión de mentalidad. Es mucho más probable alcanzar ese estado de flow a través del trabajo que a través del ocio, porque el trabajo nos permite desarrollar las estructuras que favorecen las experiencias denominadas “autotélicas”: Objetivos específicos, feedback inmediato, retos que se ajustan bien a nuestras capacidades. Y cuando eso sucede, no solamente lo disfrutamos más, sino que lo hacemos mejor.

Cuando la generación de los baby boomers se dan cuenta de que no han vivido de esta manera, generalmente atraviesan tres etapas:

  1. Primero, se preguntan con sorpresa: ¿Cómo he llegado ya a tener 60 años?
  2. Segundo, se dan cuenta con alivio de que la esperanza de vida es más larga que antes y que todavía les queda tiempo por delante
  3. Tercero, ese alivio desaparece rápidamente. Cuando se dan cuenta de que aún les quedan en torno a 25 años de vida, miran 25 años hacia atrás, cuando tenían 35. Y se dan cuenta de que el tiempo ha pasado increíblemente rápido. Entonces temen que los siguientes 25 años pasen igual de deprisa y se desmoralizan porque creen que no van a tener tiempo de hacer nada que merezca la pena.

Este tipo de formas de pensar y conversaciones están teniendo lugar a un ritmo sin precedentes en todo el mundo.

Las personas autónomas que buscan excelencia en sus competencias rinden a muy alto nivel. Pero aquellos que lo hacen sirviendo a un propósito más allá de ellos mismos rinden a un nivel aún mayor, porque la motivación que experimentan es la más poderosa que existe. 

Las investigaciones más recientes revelan que la consecución de objetivos individuales y materialistas no tiene ningún impacto duradero en el bienestar de las personas y de hecho es más probable que contribuya a malestar vital. La noción típica es la siguiente:

  1. Valoras algo
  2. Lo consigues
  3. Crees que estás mejor por haberlo conseguido

Pero lo que las investigaciones revelan es que si valoras y consigues ciertas cosas acabas probablemente estando peor, no mejor.

El secreto del alto rendimiento no es nuestra motivación biológica o nuestra motivación extrínseca de recompensa o castigo, sino una tercera forma de motivación: El anhelo profundo de dirigir nuestras propias vidas y expandir nuestras habilidades para vivir una vida con propósito. [Nota de Frank Spartan: Yeaaahhh!]

Una forma de orientar tu vida hacia un propósito superior es pensar en cuál quieres que sea la frase que resuma tu legado. Puede que sea algo como “crió a cuatro hijos que se convirtieron en adultos felices y sanos”, o quizá algo como “se preocupó de que todas las personas de la oficina estuvieran a gusto trabajando aquí” o “enseñó a muchas personas a leer”.

¿Cuál es tu frase?