Conversaciones cruciales, de Kerry Patterson

 

Puntuación: 9/10

 

Resumen

Nota de Frank Spartan

Un libro que he leído varias veces y que sin duda leeré muchas más. Conversaciones Cruciales ahonda en un aspecto que afecta profundamente a nuestras vidas, como es la destreza a la hora de abordar ciertas conversaciones. Los autores se refieren al tipo de conversaciones en las que nos jugamos algo importante, y que por tanto suelen estar cargadas de energía emocional, lo que provoca que nos desenvolvamos de forma más torpe de lo normal y no acabemos en la solución que más nos conviene.

Este libro proporciona herramientas muy útiles para hacernos cada vez más diestros a la hora de abordar estas situaciones. Frank Spartan, dada su evidente mala leche, necesita leerlo de vez en cuando.  

Introducción

Las conversaciones cruciales provocan una respuesta irracional y excesivamente emocional. Son conversaciones cargadas de tensión y emociones, y la incapacidad para gestionarlas puede meternos en graves problemas.

Por una parte, es difícil pensar con lógica en ese tipo de conversaciones. En parte por la descarga de adrenalina que sufrimos en ellas. El cuerpo no es bueno distinguiendo entre una acalorada discusión y un peligro real, con lo que se prepara para luchar o huir. Esta forma de decidir tan rápida, sin embargo, tiene consecuencias adversas en nuestra claridad de pensamiento.

Esto se complica en la práctica, porque las conversaciones importantes suelen surgir de repente, sin previo aviso que nos permita estar preparados.

Hay muchas razones por las que conviene dominar las conversaciones cruciales, porque aquellos que lo hacen tienen mayores probabilidades de éxito en su vida personal y profesional. Por ejemplo, una encuesta a más de 20.000 personas en varias organizaciones reveló que aquellos que dominan las conversaciones cruciales están más capacitados para gestionar retos y por tanto convertirse en líderes de opinión. Y las parejas que consiguen gestionar mejor ese tipo de conversaciones tienen mucha menor probabilidad de romper su relación.

Las mejores soluciones surgen cuando las personas aceptan compartir información libremente. Cuando sentimos que estamos aproximándonos a un tema controvertido en una conversación crucial, tendemos a frenarnos a la hora de compartir ideas porque no queremos herir a la otra persona. Sin embargo, esto es lo que no se debe hacer.

Compartir información lleva a mejores decisiones. Incluso las personas más inteligentes tienden a equivocarse más si no poseen la información necesaria para decidir. Además, las personas tienden a comprometerse con las soluciones con mayor facilidad si éstas surgen de un intercambio libre de información, porque tendemos a pensar que la solución a la que se ha llegado es la mejor.

Veamos ahora cómo podemos facilitar ese intercambio libre de información en este tipo de conversaciones.

Mantén el foco en tus objetivos para evitar que las emociones tomen el control

Cuando te sientes atacado por alguien con ideas opuestas a las tuyas, la primera cosa que debes hacer es tomarte un momento para hacerte consciente de tus objetivos. Si te enfadas demasiado, la conversación probablemente no acabará con una buena solución.

Para prevenir el enfado, hazte preguntas como ¿qué quiero conseguir de esto? ¿qué información debo transmitir con claridad? ¿qué información necesito de la otra persona que aún no tengo?

Después de identificar lo que quieres, pasa a enfocarte en lo que no quieres. Probablemente no quieres que la conversación acabe sin solución, enfadarte o decir algo de lo que te puedas arrepentir.

Una vez que te has hecho más consciente de lo que quieres y de lo que no quieres, puedes aproximarte a la conversación de forma más racional. El simple hecho de parar a pensar un segundo antes de responder a una objeción o comentario te ayudará a dominar mejor tus emociones.

Las personas tienden a comportarse de forma agresiva en conversaciones en las que no se sienten seguras

Una conversación racional sobre el aspecto más banal puede degenerar rápidamente en una acalorada discusión que no puede salvarse hagas lo que hagas o digas lo que digas. ¿Cómo puede suceder esto?

A menudo, la respuesta está en el ambiente. Cuando las personas sienten que no están siendo atacadas, se puede hablar de prácticamente cualquier cosa, incluso críticas o aspectos muy controvertidos.

Sin embargo, cuando las personas sienten que están siendo juzgadas injustamente, su sentido lógico pasa a un segundo plano y las emociones toman el timón. El miedo libera adrenalina, y la adrenalina inhibe el pensamiento racional.

Y lo que es peor, cuando esto sucede, resulta complicado conseguir que la persona se sienta segura otra vez. En ese momento, incluso los comentarios positivos pueden recibirse mal.

Crea conversaciones seguras enfocándote en que las personas perciben que las respetas

Un ambiente seguro se basa en dos condiciones fundamentales: Un sentimiento mutuo de respeto y un propósito compartido.

El respeto mutuo es una pre-condición indispensable para una conversación exitosa. Si las personas no aprecian que las valoras y respetas, su comportamiento puede derivar rápidamente en actos de agresión, como gritos e intentos de dominación. Esto se puede evitar a través de la técnica del contraste, yuxtaponiendo críticas con alabanzas.

Por ejemplo, si hablas con un empleado sobre su falta de puntualidad, enfatiza que estás contento con su trabajo, pero que existe un problema. Esta forma de actuar le hará sentirse respetado como individuo por tanto será menos probable que reaccione emocionalmente.

De igual forma, los participantes en una conversación deben percibir que están trabajando para llegar a un propósito compartido. Si no existe o no se aprecia, debes crear uno. Si no, la sensación será que uno debe sacrificarse para satisfacer al otro.

Haz que los demás se sientan seguros creando un ambiente en el que sus opiniones son valoradas

Imagina que tu hija adolescente empieza a salir con un motorista skinhead. Quieres hablar de eso con ella, pero cada vez que lo intentas se enfada y te acusa de tratar de controlar su vida. ¿Cómo podrías conseguir que se abra?

Como hemos visto, la mejor forma de que alguien participe en una conversación es hacerle sentir seguro. Y una forma de hacerlo es crear un ambiente en el que sienten que sus opiniones cuentan. Puedes empezar mostrando a la otra persona que te importa lo que les hace infelices.

Es importante mantener el foco en entender a la otra persona, en lugar de criticar o intentar cambiar sus creencias. Eso impedirá que se sienta amenazada y por tanto hará más probable que quiera continuar la conversación.

Elige una solución apropiada y una clara división de responsabilidades para ponerla en práctica

Ya has conseguido que la conversación sea calmada y que todo el mundo se sienta seguro y valorado. Pero eso no es suficiente. Eso no garantiza que se acordará la solución correcta, ni que ésta se pondrá en práctica de la mejor forma. Es necesario resolver la conversación con un plan de acción.

La mejor forma de asegurarse de que se alcanza la solución adecuada es saber quién debe decidir y a quién afecta esa decisión.

Por ejemplo, si la solución afecta a todo el equipo – digamos que es que la familia entera se mueva a otro país – entonces tienes que asegurarte de que existe consenso de todos los participantes. Si hay varias soluciones, puede haber una votación, para que todos se sientan involucrados en el proceso de decisión.

Eso no significa que todas las decisiones deban ser democráticas. En aquellos casos en los que tienes una relación sólida y de confianza con alguien, se puede ignorar la involucración del grupo y darle la decisión final a esa persona.

Una vez que se ha tomado la decisión, es importante establecer con claridad quién debe hacer qué para ponerla en práctica Las instrucciones deben ser claras y resulta clave asegurarse de que todo el mundo tiene la misma interpretación de lo que ellos y los demás deben hacer antes de dar por concluida la conversación.