El millonario de al lado
Puntuación: 8/10
Resumen
Nota de Frank Spartan
Un gran libro sobre las prácticas y habitos de las personas que consiguen acumular riqueza a lo largo del tiempo, basado en un proceso de investigación exhaustivo realizado por los autores.
Un libro muy revelador y en muchas ocasiones sorprendente en sus conclusiones. Muy útil también a la hora de tomar decisiones sobre el apoyo económico a los hijos que maximicen su productividad a largo plazo.
Conceptos básicos
Hace 20 años empezamos a estudiar cómo los ricos habían conseguido acumular dinero. Inicialmente, empezamos a entrevistar a personas que vivían en vecindarios de alto nivel a lo largo del país. Pero descubrimos algo raro. Muchas personas que viven en viviendas caras y conducen coches de lujo no poseen mucha riqueza. Y después descubrimos algo aún más raro: Muchas personas que poseen mucha riqueza no viven en vecindarios de alto nivel ni conducen coches de lujo.
La personas que acumulan riquezas suelen tener siete denominadores comunes:
- Viven por debajo de lo que se pueden permitir
- Asignan su tiempo, energía y dinero de forma eficiente
- Creen que la independencia financiera es más importante que mostrar estatus social
- Sus padres no les ayudaron económicamente
- Sus hijos adultos son económicamente autosuficientes
- Son diestros en detectar y perseguir oportunidades de mercado
- Eligen la ocupación correcta
A través de nuestras investigaciones, hemos desarrollado una sencilla regla para determinar si una persona está en línea con la acumulación de riqueza esperada. Esta regla implica multiplicar tus ingresos anuales antes de impuestos (incluida la rentabilidad de tus inversiones) por tu edad y dividir por diez. Si has conseguido acumular más del doble de esa cantidad, eres un acumulador prodigioso; y si has conseguido acumular menos de la mitad, eres un acumulador débil.
Por ejemplo, si tu salario es $50.000 y tienes 40 años, deberías haber acumulado ya $200.000.
Frugal Frugal Frugal
Asignar tiempo y dinero para parecer superior a los ojos de los demás tiene un resultado predecible: Logro económico inferior.
Una pareja no puede acumular riqueza si uno de sus miembros es un consumidor compulsivo.
La piedra angular de la acumulación de riqueza es la defensa, y esa defensa se apuntala en el presupuesto y la planificación de los gastos.
¿Te has fijado en la gente que hace footing todos los días? Son los que parece que menos lo necesitan. Pero por eso están en forma. Los que han acumulado riqueza trabajan para mantenerse en buena forma financiera. Pero los que no están en buena forma financiera hacen poco esfuerzo para cambiar su situación.
Muchísima gente de altos ingresos tiene muy poca riqueza acumulada y dependen del siguiente sueldo, temiendo un cambio inesperado que les deje sin trabajo.
Los acumuladores débiles encuentran grandes dificultades para aceptar que no están gestionando sus finanzas bien y que la dirección que llevan les pone en una posición muy vulnerable ante posibles cambios en el futuro. A menudo, necesitan la ayuda de un profesional que les ayude a tomar la dirección correcta, pero para ello deben querer transformar su situación primero.
Los acumuladores de riqueza prodigiosos saben que cuanto más dinero gastan, más ingresos reales deben generar. Y más ingresos reales implica más impuestos que pagar. Para acumular riqueza, minimiza tus ingresos reales (sujetos a impuestos) y maximiza tus ganancias implícitas (no realizadas y no sujetas a impuestos).
Incluso los millonarios que viven en vecindarios de alto nivel tienen unos ingresos reales (sujetos a impuestos) de solamente 6.7% de su patrimonio, lo que indica que se concentran en diferir el pago de impuestos todo lo que sea posible. Para conseguir la independencia financiera, es clave invertir en activos que se aprecien en valor sin generar pago de impuestos.
Tiempo, energía y dinero
Los acumuladores prodigiosos de riqueza asignan casi el doble de tiempo al mes a planificar sus gastos e inversiones financieras que los acumuladores débiles.
Muchos profesionales de alto estatus retrasan la acumulación de riqueza porque siguen un proceso de formación muy largo y posponen el momento de generar ingresos y empezar a invertir.
Además, y sobre todo, ceden a las expectativas de su entorno sobre cómo tienen que vivir dada su profesión de alto estatus. Viven en casas caras, conducen coches de lujo, visten ropa cara y toman vacaciones exóticas, porque los demás les juzgan en base a las muestras de alto nivel de vida.
Es un círculo vicioso. Cuantas más posesiones materiales y restricciones financieras tienes, más tiempo pasas preocupándote de tu futuro desde el punto de vista económico y menos tiempo asignas a hacer crecer tus ahorros mediante control de gastos e inversión. Y mayores probabilidades hay de que tus hijos aprendan esas pautas de comportamiento deficientes y también se conviertan en acumuladores débiles de riqueza.
No eres lo que conduces
Muchas de las personas que nunca alcanzan la independencia financiera hablan de trabajo y carrera profesional como algunas de las claves de su vida. Pero cuando les preguntamos por qué trabajan tanto y por qué eligieron esas carreras, sus respuestas son poco sólidas. Son acumuladores débiles de riqueza, que trabajan para gastar y consumir, no para crecer o para ser financieramente independientes. Estas personas ven la vida como una serie de “upgrades” de un nivel de lujo al siguiente.
¿Quién disfruta más de su trabajo, los acumuladores prodigiosos o los débiles? En la mayoría de los casos que hemos analizado, a los acumuladores prodigiosos les encanta su trabajo, mientras que los débiles trabajan tanto para mantener sus intensos hábitos de consumo.
Apoyo de los padres
En general, cuanto más dinero reciben los hijos adultos, menos riqueza acumulan. Y cuanto menos dinero reciben, más acumulan. Es una relación estadísticamente comprobada una y otra vez, pero muchos padres continúan asumiendo que su riqueza proporcionará a sus hijos la certeza de ser adultos productivos.
Hay muchas formas de apoyo económico a los hijos. Algunas de ellas tienen una gran influencia positiva en la productividad de los receptores, como subsidiar la educación de los hijos o ayudarles a empezar un negocio propio. Sin embargo, las ayudas destinadas a financiar el estilo de vida o actos de consumo tienen un efecto increíblemente pernicioso par la productividad y la independencia de los hijos. Se convierten en malos hábitos con expectativas de perpetuarse a lo largo de la vida.
A menudo, los padres con medios económicos subsidian la compra de vivienda de sus hijos, asumiendo que son regalos que suceden una vez en la vida. Pero generalmente los hijos que reciben regalos no crecen sus ingresos al mismo nivel que crece su nivel de consumo, porque el regalo de la vivienda conlleva vivir en vecindarios con mayores niveles de gasto, que no se corresponden con la capacidad real de generar ingresos de los hijos.
Si los hijos aprecian hábitos de gran consumo y lujo en casa, imitarán esa dinámica aunque no generen suficientes ingresos. Y ello les convertirá en acumuladores débiles de riqueza, sin iniciativa y con dependencia permanente de apoyo de sus padres para sufragar su estilo de vida. Por eso, inculcar un estilo de vida frugal a los hijos es una práctica tan importante para favorecer su independencia, mientras que protegerles contra las dificultades de la vida es una práctica tan perniciosa a largo plazo.
Reglas que los padres con medios deben seguir para favorecer la productividad de sus hijos:
- No decirles ni mostrarles que sus padres tienen una situación muy desahogada
- Enseñarles disciplina y frugalidad
- No entrar en discusiones o comunicaciones sobre herencias antes de tiempo
- No darles importantes sumas de dinero como regalo
- Alabar sus logros, no sus símbolos de éxito
- Promover la importancia de los intangibles (salud, familia, autoestima, amistades) frente a las posesiones materiales
Ocupación profesional
Es clave elegir una profesión que te mantenga en constante crecimiento y desarrolle tu capacidad de solución de problemas. Un emprendedor probablemente tiene mucho menos miedo y mucha más confianza en sí mismo aunque tenga la mitad de riqueza que alguien que ha heredado una enorme suma de dinero, porque está acostumbrado a solucionar problemas y a convivir con el riesgo constantemente.