Uno de los debates más frecuentes hoy en día gira alrededor de si las cosas están más difíciles que antes para los jóvenes o, por el contrario, más fáciles. Siempre me ha parecido un debate sin demasiado sentido, entre otras cosas porque resulta complicado llegar a una conclusión válida. Hay cosas que parecen estar mejor y otras que parecen estar peor. La perspectiva cambia según la edad y las circunstancias del interlocutor. Más aún, estamos comparando diferentes momentos de tiempo con diferentes lentes, juzgando nuestra experiencia de jóvenes desde nuestra mentalidad actual y reflexionando con las flagrantes limitaciones de los engranajes de nuestra memoria. En estas condiciones, los sesgos de análisis e interpretación están servidos. Y por tanto el debate está por naturaleza adulterado, al igual que que sus conclusiones.
Sin embargo, un debate que sí me resulta interesante es el tipo de cosas que tiene sentido hacer para ganar en la vida en las nuevas circunstancias en las que nos encontramos. La estrategia más adecuada para “ganar”, entendido en sentido amplio. Que se cimente en una lectura certera de la realidad actual y la probable evolución futura de esa realidad, sin necesidad de comparaciones fútiles con el pasado… salvo en esas conversaciones de barra de bar con dos o tres copas de más.
Quizá este tema me parezca interesante porque, entre otras cosas, es útil. Se pueden extraer conclusiones válidas basadas en la lógica, la experiencia y la historia. Se pueden aplicar estas conclusiones a uno mismo, o inculcárselas a tus hijos. Se puede, en una palabra, provocar cambios favorables en la vida de uno, incidiendo en aspectos que yacen dentro de nuestra esfera de control e influencia. Y eso es por definición – o debería serlo – interesante. En especial, para los jóvenes de ahora.
Así que vamos a darle caña a este asunto en este post.
Antes de empezar, Frank va a hacerte un spoiler: Por mucho misterio y curiosidad que en ti despierte el análisis de la realidad y la interpretación de las tendencias actuales, comprobarás que la estrategia acertada para navegar a través de esas aguas va a ser similar a la de cualquier otra época: Una serie de cosas que tiene sentido creer, una serie de cosas hacia las que tiene sentido apuntar, y una serie de cosas que tiene sentido hacer. Cosas que, curiosamente, permanecen largamente inalterables a lo largo del tiempo, porque se basan en principios eternos de éxito.
Dicho esto, empecemos.
¿Qué aspecto tiene la realidad actual?
Esta es una pregunta muy abierta, así que vamos a acotarla un poco, ¿te parece?
Para empezar, definamos el ámbito geográfico: Occidente.
¿Y por qué no mi ciudad, o mi barrio? – dirás.
Porque en tu barrio hay personas que usan chatgpt, otras que compran en Amazon, tiendas que ofrecen descuentos por el Black Friday y bancos que dan hipotecas ligadas al Euribor. El mundo está cada vez más interconectado. Lo que sucede en el entorno macro de Occidente nos acaba afectando directamente, tarde o temprano, a nivel micro. Así que pongamos la lupa en nuestro barrio, ciudad y país si quieres, pero como partes integrantes de un entorno sociocultural, político y económico más amplio que determina – eventualmente – muy mucho nuestro modo de vida.
Sigamos adelante.
¿Qué demonios está pasando? ¿Cómo describiríamos la foto actual?
Aquí podríamos enumerar un sinfín de aspectos de diferentes tipos. Pero eso, aun cuando intelectualmente interesante, no sería demasiado útil. Así que centrémonos en unos pocos, en concreto aquellos con mayor influencia en la experiencia vital de una persona anónima que crezca y se desarrolle en este entorno occidental en general – y en España en particular.
La lista de “hits” favoritos de Frank es esta:
1. En lo Económico
1.1 Mercado laboral precario e incierto
Nuestro mercado laboral adolece de escasa visibilidad en cuanto al desarrollo futuro de la carrera profesional, menor visibilidad aún sobre la posibilidad de encontrar un empleo consistente con los estudios cursados y una incipiente disrupción tecnológica que altera a gran ritmo las formas de trabajar y las necesidades de las empresas. Y en España en concreto, salarios estructuralmente bajos como consecuencia de una productividad estancada, predominancia de sectores de bajo valor añadido, temporalidad estructural e incentivos diabólicamente adversos al emprendimiento privado. En resumen, una situación jodida con serias carencias en sus cimientos y sin grandes atisbos de cambios positivos relevantes a corto plazo.
En el gráfico siguiente puedes ver la distribución de la población activa en España en los diferentes rangos salariales (brutos):

La recompensa económica que nos espera, como promedio, al terminar nuestros laboriosos años de estudios y acceder al mercado de trabajo no parece muy jugosa. ¿Merece entonces la pena dedicar tantos años de nuestra juventud a estudiar tanto, especialmente en un entorno tan cambiante e impredecible?
Los datos reflejan que las personas con estudios “tradicionales” en el zurrón han sido más propensas a sufrir menores niveles de desempleo en el pasado. Es cierto que las posibilidades de formación se han expandido mucho más allá de las vías tradicionales gracias a la tecnología, pero el mercado de trabajo en España sigue siendo anacrónico en sus exigencias, priorizando los títulos académicos sobre la evidencia práctica de dominio de habilidades. Esto eventualmente cambiará, como ya lo está haciendo en algunos países de Occidente, pero las hélices de ese barco se mueven despacio.
Tasa de paro por nivel de estudios, 25-64 años, 2005-2023

En el lado más esperanzador, existe una creciente capacidad y voluntad empresarial hacia el teletrabajo, así como mayor flexibilidad para montar negocios sin necesidad de contar con un gran montante de inversión. Siempre que estés dispuesto a jugarte el tipo, comer clavos para desayunar, esquivar lluvias de meteoritos burocráticos cada vez más copiosas y que te esquilmen a impuestos para poder sufragar los muchos vicios estructurales del sistema.
Como puedes apreciar en el gráfico siguiente, cada vez menos personas están por esa labor.

En líneas generales, el atractivo relativo del sector público con respecto al sector privado como alternativa laboral para los jóvenes es cada vez más elevado en nuestro país: Tienes menos “upside” financiero y de carrera si las cosas van bien, pero mayor salario promedio, mayor estabilidad y menor exposición a riesgos impredecibles. Es muy tentador. Los incentivos que favorecen la elección del sector privado son cada vez más escasos y débiles. La iniciativa privada se está contrayendo progresivamente, con todas las consecuencias desalentadoras de plan de futuro que ello conlleva para el país.

Fuente: Eurostat
1.2 Elevado coste de la vida
La vida está cada vez más cara, sí, pero con dos puntualizaciones importantes. La primera, que los precios no solamente crecen en valor absoluto, sino que también lo hacen en relación a los salarios (en otras palabras, los «salarios reales» y el poder adquisitivo se están contrayendo). Y la segunda, que esto sucede con mayor intensidad en las categorías que representan pilares muy relevantes para la satisfacción vital a largo plazo, como la vivienda, el criado de los hijos, la sanidad o la cesta de la compra.
Crecimiento de salarios de los jóvenes y precios de vivienda en términos reales

Esta elevada inflación de los «pilares clave» es largamente estructural, porque depende de factores que no parece que vayan a revertirse en el corto plazo. En el mercado de vivienda existe una crisis de oferta, cuya solución requiere un nivel de consenso político – entre las administraciones públicas entre sí y con el sector privado – que se antoja extremadamente difícil de conseguir y – de conseguirse – con un horizonte temporal de manifestación muy dilatado. En el sector salud existe un exceso de demanda por la pirámide demográfica, que un sistema prehistórico e ineficiente es incapaz de absorber. Y en el resto de los productos y servicios de primera necesidad existen limitaciones en las cadenas de suministro y/o trabas fiscales y regulatorias que encarecen el precio que paga el consumidor final. Todo ello espolvoreado de una continua e ininterrumpida pérdida del valor del dinero fiduciario, gracias a la fiesta de emisión de papel sin control por parte de los bancos centrales.
En resumen, el alza del coste de la vida en España (y resto de Occidente) tiene pocas perspectivas de revertirse a corto plazo, tanto en valor absoluto como en relación a los salarios. Cada vez será más difícil acceder a aquello que antaño considerábamos imprescindible para construir un proyecto de vida satisfactorio.
1.3 Estado del bienestar en deterioro
El «estado del bienestar» fue un invento muy bonito, pero resulta insostenible en su formato actual. No es una opinión subjetiva, es una cuestión matemática. Las cuentas no dan. Y como no dan, se está recurriendo de forma continuada a la emisión de deuda para cubrir el creciente déficit.
¿Cuál es el elefante en la habitación?
Las pensiones.
El gráfico siguiente, cortesía del gran analista Jon González, muestra la distribución del gasto público en España por niveles de edad y categoría. Como puedes ver, la parte en azul es el meollo del asunto. Y no te muestro la estimación de esta misma foto para el año 2050 porque no quiero que te dé un vahído antes de acabar de leer el post.

La gran mayoría de países de Occidente están cada vez más endeudados con respecto a su Producto Interior Bruto (PIB), fundamentalmente por las necesidades de financiación de ese “estado del bienestar”. En España, la ratio deuda pública/PIB se encuentra por encima del 100%, y aproximadamente el 60% del incremento de la deuda año a año está ligada a la necesidad de financiar el déficit del sistema de pensiones y la seguridad social.
No hace falta ser Pitágoras de Samos para apreciar con nitidez lo que viene hacia nosotros: A medida que la población envejece y el número de jubilaciones se disparan, el déficit y el endeudamiento del sistema crecerán, hasta que el mercado de deuda diga basta. Y el mercado de deuda siempre dice basta en algún momento. En ese momento, se recortarán prestaciones del “estado del bienestar”. Primero unas, luego otras, y las pensiones probablemente en último lugar. Pero hasta entonces, el incentivo político será esquilmar a los trabajadores en activo vía impuestos y endeudarse al límite para retrasar todo lo posible cualquier mínimo recorte a los pensionistas, al representar estos el grupo más nutrido del electorado.


No, colega, esta situación tampoco va a cambiar mucho a corto plazo. “Las pensiones no se tocan” es un slogan político que suena muy bien, pero su implicación práctica en nuestra estructura de funcionamiento como país es la necesidad de esquilmar y endeudar cada vez más a las generaciones presentes y futuras. Digo “endeudar” porque es exactamente lo que esta dinámica implica en la práctica. Es técnicamente deuda del Estado y no del individuo, sí, pero al Estado no le quedará más remedio – muy probablemente – que sufragar su devolución vía una mayor carga impositiva a las generaciones futuras.
Saturno devorando a su hijo, Francisco Goya (1823)

2. En lo Sociocultural
2.1 Cambios demográficos
A nivel demográfico tenemos dos tendencias evidentes en el escenario.
En primer lugar, el envejecimiento de la población por la disminución de la tasa de natalidad.
En segundo lugar, los movimientos migratorios desde fuera de Occidente hacia Occidente.
Ninguna de las dos, en su formato actual, son buenas noticias para un joven occidental. La primera, porque implica mayor presión sobre el déficit público y favorece la imposición de una mayor carga fiscal para los trabajadores en activo, como hemos visto en el apartado anterior. La segunda, porque implica un mayor nivel de demanda de esos bienes y servicios de primera necesidad, y por tanto un viento de cola adicional al proceso de encarecimiento progresivo de dichos bienes y servicios.

“Pero la inmigración también contribuye a reducir el déficit público”, se podría argumentar. Sin embargo, los datos reflejan que por el momento no es así. El tipo de inmigración que Occidente está atrayendo es, en conjunto, creadora neta de déficit. En otras palabras, este segmento demográfico consume más de lo que aporta a las arcas públicas a lo largo de toda su vida. No es un caso aislado de España. Lo mismo sucede en otros países de Occidente.
Además de todo esto, existe una tercera tendencia demográfica que no resulta tan evidente, y es la progresiva dilución de la cultura y costumbres occidentales en favor de otras culturas y costumbres. Digo que no es tan evidente porque sucede en silencio, lentamente y sin grandes sobresaltos. Pero al ritmo actual de flujos migratorios netos y tasas de natalidad relativas de inmigrantes y autóctonos, la realidad demográfica de Occidente será muy distinta dentro de escasas dos generaciones. Y sus usos y costumbres, forzosamente, cambiarán.
¿Serán los nuevos usos y costumbres más propensos que los fundacionales al éxito y a la satisfacción vital de los ciudadanos de Occidente? Quizás sí. Pero utilizando esa herramienta tan discriminatoria y retrógrada como es la lógica, me arriesgaría a concluir que el lugar de destino de los flujos migratorios debe tener forzosamente unas condiciones más favorables que las del lugar de origen, y que esas condiciones no son fruto del azar, sino de las manifestaciones prácticas de los usos y costumbres fundacionales y sus correspondientes buenos resultados durante largos periodos de tiempo.
Puede que eso deje de suceder y la alternativa sea ahora mejor, pero permíteme que lo ponga en duda.
2.2 Relaciones de pareja inestables / fragmentación de la familia
La dinámica de relaciones de pareja actual ofrece múltiples beneficios: Diversidad, accesibilidad, libertad… la lista es ilimitada. Lo único que falla es la estabilidad, que es precisamente el ingrediente fundamental para formar una familia. Al menos, en el sentido tradicional de la palabra.
Podemos intentar dibujar los trazos de las múltiples causas que han llevado a esta situación: Cambio de valores, dilución de la importancia de la religión y la tradición, ideología woke y/o feminista radical, mayor independencia de las mujeres, inflación de expectativas, redes sociales, deterioro de la salud mental, proliferación de mandíbulas de cristal y ausencia de resiliencia a las dificultades, etcétera, etcétera. Pero eso no importa ya demasiado. Lo que de verdad importa es la foto en la que los jóvenes y no tan jóvenes de ahora se encuentran:
Es muy fácil relacionarse de forma esporádica, pero muy difícil conectar y aún más difícil construir una relación estable a largo plazo.
Y esto, por si el elevado coste de la vida y el acceso a la vivienda no fueran ya obstáculo suficiente, lleva inevitablemente a la desintegración progresiva de la institución de la familia en nuestra sociedad.

En un reciente artículo de la revista “The Economist”, titulado “El incremento de la soltería está cambiando el mundo”, se menciona lo siguiente:
- En Estados Unidos, el porcentaje de solteros de entre 25 y 34 años se ha duplicado en los últimos 50 años: hoy, el 50 % de los hombres y el 41 % de las mujeres de este grupo viven solos.
- En Finlandia y Suecia, un tercio de la población adulta es soltera.
- Este mismo patrón se observa en toda Europa y Asia, desde China hasta Japón y Corea del Sur.
Esta situación, mucho me temo, tampoco tiene visos de cambiar de tendencia en el corto plazo. Veremos aún muchos años más de experimentos en los que los hombres y mujeres de Occidente se empeñan en probar nuevas fórmulas de relación, alineadas con su progresista y empoderante visión del mundo, mientras el ritmo de adopción de mascotas y el consumo de ansiolíticos continúa creciendo. El no querer relacionarse de forma sana y equilibrada eventualmente tiene un precio. Un precio cuya factura suele acabar llegando.
2.3 Sobrerrepresentación de la tecnología
La tecnología ha irrumpido con fuerza inusitada en nuestras vidas. Consumimos la mayor parte de nuestro tiempo consciente observando pantallas, y esa tendencia no ha hecho sino aumentar, si combinamos las actividades de trabajo/estudios y la actividad de ocio.

La conclusión de estas tendencias no es complicada de extraer: Dedicamos más atención al mundo online y menos atención al mundo real. Más atención a las interacciones digitales con los demás y menos atención a las interacciones en persona o por teléfono. Más tiempo fragmentando la atención en múltiples estímulos de corta duración y menos tiempo centrando la atención en tareas de larga duración.
En resumen, más superficialidad y menos profundidad. Más diversidad y menos autenticidad. Más eficiencia y menos eficacia. Más interacciones y menos conexión. Más pan y menos mantequilla.
En todas y cada una de las dimensiones relevantes de nuestra vida.
Me encantaría decirte que la tecnología va a reducir su presencia en nuestro día a día, pero veo más probable que Emilio, el portero del edificio de mis padres, bata el récord de salto de pértiga de Armand Duplantis uno de estos días.
3. En lo Político
El panorama político no ha experimentado grandes cambios. El sistema permanece construido para que el monstruo parasitario del gobierno autoalimente su ineficiencia de forma ininterrumpida, los ciudadanos continúan manteniendo viva la ilusión de tener algún tipo de capacidad de hacer cambiar las cosas acudiendo a las urnas, y la democracia, erigida en el sistema menos pernicioso de todos los disponibles, continúa adscribiendo el mismo poder de influencia a todas las personas, con independencia de su inteligencia, equilibrio mental o formación.
Lo que sí ha cambiado un poco, como consecuencia de las redes sociales y ahora la IA, es la propensión de la sociedad a la desinformación. Y eso sí que representa un problema, porque puede modular tu ideología política y tener una influencia poderosa sobre los contenidos a los que te expones regularmente, las personas con las que te relacionas, tus creencias y visión del mundo… e indirectamente impactar de forma significativa en tus decisiones vitales.
Por ejemplo:
“La brecha salarial entre hombres y mujeres se debe principalmente a la discriminación de género” – bulo.
“La razón fundamental de que la vivienda en España sea tan cara es la especulación” – bulo.
“Existe evidencia científica concluyente de que la causa principal del cambio climático es antropogénica (el ser humano)” – bulo.
“Hay desigualdad de derechos entre hombres y mujeres en Occidente” – bulo.
“No hay correlación entre el tipo de inmigración que está llegando a Occidente y tasas de delincuencia” – bulo.
“El ciudadano medio en España no destina cada vez más porcentaje de su salario a impuestos” – bulo.
“El sistema de pensiones en España es sostenible y se autofinancia” – bulo.
La mayoría de estos bulos que acabo de presentar son “de un lado” del espectro político. Evidentemente, existen bulos de gran calibre en ambos lados. Pero estos se me antojan especialmente ilustrativos, porque una enorme cantidad de personas cree que son verdades absolutas.
Ninguna de estas aseveraciones tiene gran margen para el debate racional. Son empírica y categóricamente falsas, quizá con pequeñas puntualizaciones que en ningún caso invalidan la conclusión principal. Y esto es muy fácil de comprobar hoy en día si tienes interés en hacerlo para depurar tus creencias, porque ahora existe acceso directo a fuentes fiables de contraste.
El problema es que muchas personas no quieren siquiera contemplar la posibilidad de cuestionar lo que creen. Son esclavos de su identidad política y presos del sesgo de confirmación, que se refuerza y autoalimenta gracias a la exposición constante a cámaras de eco y contenidos unidimensionales en las redes sociales. Por eso el clima político se encuentra cada vez más polarizado, y por eso es cada vez más difícil reconciliar las diferencias entre grupos en un proyecto político coherente para el país.
Lo has adivinado. Me temo que esto tampoco va a mejorar en el corto plazo. .
4. En lo Ético
4.1 Moral invertida
Uno de los desarrollos culturales más llamativos en Occidente en las últimas décadas es la consolidación de la filosofía de moral invertida, anclada en la ideología woke.
Bajo esta filosofía se ilumina al que obtiene peores resultados, oscureciendo al que los obtiene mejores. Se justifica la delincuencia y se critica el respeto a la ley. Se aplican estándares de comportamiento más permisivos y menos exigentes para ciertas razas o ciertos sexos. Se discrimina positivamente a los que se autodenominan pertenecientes a minorías oprimidas frente a los demás. Se venera la mediocridad y se desluce el mérito. Se idolatra el caos y se demoniza el orden.
Esto no es casual. Es fruto de una estrategia supranacional premeditada para despojar a Occidente de su hábito de recompensar el comportamiento virtuoso y colocar a un oscuro referente en su lugar: El sentimiento de culpa.

La efectividad de esta estrategia ha resultado muy evidente: Los medios de comunicación, las instituciones y el discurso político se centraron en depositar semillas de culpabilidad en la sociedad Occidental por todo tipo de supuestos crímenes del pasado: Guerras, esclavitud, discriminación racial, colonialismo, robo, machismo, opresión… The Full Monty.
Nos han dicho, por activa y por pasiva, que el hombre blanco occidental es culpable de todos los males de la humanidad habidos y por haber, y por eso debe aceptar “dejar darse por el culo”, si me permites la expresión, por los siglos de los siglos.
«Dejaos de méritos anclados en discriminación, violencia y desigualdad, y dejad sitio en el escenario para los menos favorecidos. A poder ser, perdiendo una buena cantidad de vuestra propia sangre por el camino, a modo de compensación por los agravios sufridos.»
Básicamente, el discurso woke del sentimiento de culpa se reduce a esto. Y la sociedad Occidental, gilipollas de solemnidad, no solo se lo ha creído, sino que ha perseguido y demonizado a los disidentes como si fueran el mismísimo demonio, hasta llevarlos sin contemplaciones al ostracismo social.
Todo esto sucedió sin ningún tipo de argumentación lógica o evidencia de veracidad. Bastó simplemente con deshumanizar al adversario etiquetándolo como racista, fascista, machista o similares, lo que dice mucho de la susceptibilidad de las masas a la manipulación y nuestra dependencia emocional a no dejar nunca de pertenecer al grupo.
Y es que algunas cosas nunca cambian.
Como dijo Mark Twain, “la historia no se repite, pero desde luego rima.”
¿La consecuencia práctica de todo esto? El nacimiento de la empatía suicida.
4.2 Empatía suicida
La empatía suicida es el resultado de la sublimación existencial del sentimiento de culpa de Occidente y su manifestación en una filosofía insana de compasión malinterpretada. Movidos por la imperiosa necesidad de acallar ese impuesto sentimiento de culpa, nos mostramos abiertos a tolerar políticas y comportamientos que, de evolucionar a sus anchas sin control, pueden desencadenar una espiral de acontecimientos que conduzca, irremediablemente, a nuestra propia destrucción.
Tiene sentido impulsar el que ciertos grupos, antaño desfavorecidos, se desarrollen económica y socialmente. No tiene sentido tolerar comportamientos incívicos a esos grupos que no toleraríamos a los demás.
Tiene sentido acoger a personas que vienen a labrarse un futuro mejor y a aportar con su trabajo. No tiene sentido dar un trato preferente a esas personas con respecto a los ciudadanos autóctonos.
Tiene sentido abrir las fronteras al mundo con un plan coherente de país, anclado en una lectura certera de la situación de las finanzas públicas para conseguir el sustento que deseamos para los miembros de la sociedad. No tiene sentido abrir las puertas a todo el mundo de forma indiscriminada y simplemente “por compasión”.
Tiene sentido ser más humanos con personas que lo necesitan. No tiene sentido sacrificar el orden y la estabilidad de una sociedad para serlo.
Tiene sentido enriquecerse a través de la exposición a otras culturas. No tiene sentido priorizar el desarrollo de otras culturas buscando proactivamente el detrimento de la propia.
Todo esto es sentido común. Lo apreciamos de forma muy obvia cuando demasiadas personas quieren subirse al mismo tiempo y sin control a una barca que está ya casi llena. Sin embargo, no parecemos verlo de forma tan nítida cuando esa barca es un país. Entre otras cosas, porque no se hunde inmediatamente. Pero eventualmente puede hundirse. Claro que puede. Y por eso es necesario que se respete un mínimo de coherencia con la foto más amplia, tanto la foto presente como aquella foto futura hacia la que queremos avanzar.
La empatía es un valor moral encomiable. Pero para que surta el efecto deseado ha estar subordinada a la supervivencia y a la preservación de los valores morales y socioculturales que nos han hecho crecer y prosperar como país y como región. Debe estar anclada en el orgullo de haber obtenido buenos resultados y haber construido una sociedad que funciona, no en la culpa por supuestas inmoralidades del pasado que otros nos intentan imponer en el presente. De lo contrario, esa empatía sana y equilibrada, muy deseable, se convierte en empatía suicida. Y esa no es para nada deseable.
5. En lo Espiritual
Todos los factores que hemos mencionado anteriormente son como una red de pequeños riachuelos que confluyen en un grueso canal. Un canal que concentra el efecto combinado de todos ellos y que fluye poderosamente en una sola dirección: La sensación de falta de propósito vital.
Los jóvenes de hoy experimentan una palpable ausencia de referencias para encontrar un proyecto de vida satisfactorio a un nivel no sólo material, sino también espiritual. Un proyecto que no únicamente les permita cubrir sus necesidades básicas y de relación/pertenencia al grupo, sino que también les haga sentir que su vida ha merecido la pena. Que hay algo valioso por lo que merece la pena luchar. Que van a poder dedicar tiempo a un proyecto que trasciende su propia existencia y que les conecta, de un modo sutil, con algo más elevado que ellos mismos.

Esto es algo que todos anhelamos y que muchos conseguíamos antaño de diferentes maneras. Unos, a través de formar una familia. Otros, a través de relaciones personales profundas y auténticas. Otros, a través de una ocupación vocacional que se desarrollaba a lo largo de muchos años. Otros, a través de su fe religiosa. Otros, a través del servicio a los demás. Otros, a través de la libertad que les otorgaba su independencia económica. Otros, a través de su pertenencia a una comunidad estrechamente cohesionada.
Todo esto es mucho más difícil ahora. Los jóvenes lo intuyen. Perciben que el tablero de juego está trucado en su contra y no les ofrece grandes posibilidades de ganar. Y por eso, muchos de ellos renuncian a sus esperanzas incluso antes de empezar a jugar y se abandonan al placer inmediato, la superficialidad, el cortoplacismo, la apatía.
Bueno, colega, ¿estás ya lo bastante deprimido?
Bien. Te necesito así.
Ahora vas a ver cómo salimos de este atolladero. Y además, por la puerta grande.
«Fate whispers to the warrior: «You cannot withstand the storm.»
And the warrior whispers back: «I am the storm.»»
– Unknown
La estrategia para ganar en la vida
La estrategia para ganar en este tablero de juego repleto de zarzas y espinas parte de un principio filosófico fundamental: Las condiciones del entorno no son propicias para que obtengas buenos resultados con comportamientos ordinarios. Si quieres buenos resultados, vas a tener que estar dispuesto a hacer cosas extraordinarias. En concreto, en tres dimensiones:
- Mentalidad: Creencias de alto nivel
- Objetivos: Áreas prioritarias de desarrollo
- Acciones: Hábitos de comportamiento
Veamos qué demonios significa esto.
Creencias de alto nivel
Las creencias de alto nivel que debes incorporar de forma permanente a tu ADN de visión del mundo son las siguientes:
- Yo soy el principal responsable de la vida que vivo y los resultados que obtengo
- El mundo no me debe nada
- Es mi obligación moral construir una vida de la que me sienta orgulloso
- La única comparación válida es con la mejor versión (aspiracional) de mí mismo
- El movimiento es vida
El objetivo de estas creencias es reescribir el diálogo que tienes contigo mismo, desarrollando una mentalidad centrada en el desarrollo del carácter. Tú eres el que decide llevar el timón y encajar los golpes de las olas, el que aspira a vivir una vida extraordinaria, el que busca proactivamente el cambio, el que elige no dejar de mejorar, de aprender, de crecer con los medios que tiene a su alcance.
Ese es un carácter ganador. Un carácter que avanza en la dirección opuesta al camino al que señalan todas las flechas fluorescentes de la época actual: El camino de la frustración, la protesta, la victimización, la comparación con los demás, el estancamiento, el placer efímero, la pérdida de esperanza, la ausencia de propósito, el pensar en pequeño y contentarse con poco.
El carácter ganador se forja en el camino difícil. Por eso el camino difícil es el que debes tomar.
Áreas prioritarias de desarrollo
La siguiente pregunta que has de hacerte es qué dimensiones concretas de tu persona debes cultivar para construir un perfil que tenga buenas probabilidades de prosperar y conquistar la satisfacción vital en la foto del entorno que hemos pintado en la primera parte de este post: Un mundo con grandes restricciones laborales y económicas, en plena disrupción tecnológica, con interés en hacerte dependiente de las prestaciones públicas y sustituible por mano de obra más barata, dentro de una sociedad con baja confianza entre sus miembros, que no sabe relacionarse con autenticidad, poco resiliente a la adversidad, desinformada, anestesiada y con predisposición a elegir el camino fácil.
La respuesta corta es que debes diferenciarte concentrando tus esfuerzos en áreas de alto valor añadido. Con visión de construir a largo plazo y paciencia en la obtención de resultados, y al mismo tiempo con impaciencia y presteza en la acción y el ensayo-error-feedback en el corto plazo.
¿Y qué narices significa esto, Frank?
Para eso está la respuesta larga.
Hay 4 áreas principales de valor añadido en tu mapa de satisfacción vital a las que debes prestar atención:
- Desarrollo de conocimiento y/o habilidad diferenciados
- Relaciones auténticas de amistad y pareja
- Flexibilidad de movimientos
- Propósito vital
Expongamos las ideas fundamentales de cada una de ellas:
1. Conocimiento y/o habilidad diferenciados
Para prosperar en el plano profesional y dotar de megapropulsión a tus principales motores vitales, debes enfocarte en cultivar un tipo de conocimiento y/o habilidad en profundidad, y debes darle un enfoque de aplicación práctica que te diferencie del resto.
En otras palabras, debes convertirte en un experto. Debes destacar.
Deberás empezar a andar ese camino de aprendizaje convencido de que vas a estar entre los mejores en ese campo, y comprometido con lo que haya que hacer para poder conseguirlo. Has de apuntar alto, y tu comportamiento ha de estar a la altura de tus aspiraciones.

Esto no es negociable. Es la piedra angular de todo lo demás. El trampolín que te permite coger impulso y tomar altura. Lo que Naval Ravikant llama «conocimiento específico» («specified knowledge”): Un tipo de conocimiento especializado, único y difícilmente traspasable, que se forja mediante curiosidad genuina y talento innato.
El área concreta de tu conocimiento o habilidad sólo lo puedes elegir tú. Debe ser algo que te fascine y que te despierte curiosidad por aprender y profundizar. La disciplina llega hasta donde llega. Después, el interés genuino – o la ausencia del mismo – toma las riendas de tu comportamiento.
2. Relaciones auténticas de amistad y pareja
El mundo hacia el que nos dirigimos te va a empujar hacia la dispersión de tu atención y la superficialidad en las relaciones. Resiste. El tesoro se encuentra en la concentración de tu atención y de tu tiempo en pocas personas. En concreto, en estas:
La primera, tú mismo. Debes observar cómo te comportas, ser consciente de las causas de tus reacciones y las palabras y el tono que usas al relacionarte con los demás. Si eres sincero contigo mismo comprobarás que tienes mucho que mejorar. Hazlo. A tu ritmo, pero sin bajar la guardia. Esa es la base más sólida que existe para construir relaciones personales de calidad.
La segunda, tu círculo de amigos más cercano. Los que te elevan y te protegen. Los que estarán ahí cuando las cosas se tuerzan. A esos dales lo mejor de ti mismo. Comparte diversiones y tristezas. Hazte disponible. Estate presente. Inspira confianza. Sé honesto.
La tercera, tu pareja, si es que decides que quieres tener una. Elige a una persona amable, con la que sea agradable compartir momentos. Con valores y visión del mundo compatibles con los tuyos. Y una vez la encuentres, intenta ser tu mejor versión con ella. Puede no salir bien, pero no necesitas mucho más para maximizar tus probabilidades de que lo haga. La vida sabe mejor con la persona adecuada a tu lado.
La cuarta, tu familia más cercana. Crea momentos especiales compartidos, sé agradecido si tienes motivos para ello y cumple con tu cometido cuando las cosas se pongan difíciles.
Con las demás personas, haz lo que te parezca oportuno, pero no desvíes demasiada energía de las joyas de tu corona. Tu prioridad deben ser ellas. Dedícales la atención que merecen si quieres tener relaciones auténticas y resistentes a los vaivenes de la vida.
3. Flexibilidad de movimientos
Uno de los componentes clave de tu satisfacción vital en los tiempos que vienen es tu capacidad de pivotar de un sitio a otro y moverte como se te antoje para conseguir tus objetivos. Esa flexibilidad no caerá en tu regazo de la noche a la mañana. Tendrás que construirla poco a poco. Y las vías para hacerlo son fundamentalmente dos:
La primera, tu valía profesional. Esta valía estará íntimamente ligada al primer punto de esta lista, el desarrollo de un conocimiento y/o habilidad diferenciados. Cuanto más destaques en tu campo de actuación, más demanda de tu talento existirá, más potencial de remuneración económica conseguirás y más poder de negociación tendrás para modular las cosas a tu antojo.
La segunda, tu flexibilidad financiera. Si dependes del siguiente sueldo para pagar las facturas, no tendrás flexibilidad de movimientos alguna. Has de ahorrar e invertir, de forma recurrente, desde bien pronto. Cuando hayas acumulado un colchón de ahorros de suficiente calibre, experimentarás la belleza del primer beso de la libertad.

No voy a contarte cuentos de hadas. En el contexto actual y extrapolando las tendencias del momento al futuro, la flexibilidad financiera es un objetivo difícil de conseguir, especialmente trabajando en España. Si quieres maximizar tus probabilidades, deberás estar dispuesto a (y prepararte para) trabajar en ambiente internacional.
Puede ser triste, sí, pero es lo que hay. No hay ninguna necesidad de edulcorar artificialmente la realidad. En otros países apreciarán más tus habilidades, tendrás mejores oportunidades de carrera profesional, mayores sueldos/capacidad de ahorro e inversión y desarrollarás mayor resiliencia, independencia y confianza en ti mismo. No hay color en cuanto a desarrollo personal y vital, especialmente en los primeros años de tu vida.
Y así, sin anestesia, te lo dice tu amigo Frank. Merry Christmas.
4. Propósito
La última gran variable de la ecuación de la satisfacción vital es el propósito. Sentir que la vida que estás viviendo vale la pena, porque estás construyendo algo que transciende tu propio ombligo.
Cuando somos jóvenes no solemos pensar demasiado en esto. Tenemos la mirada fija en satisfacer necesidades más acuciantes. Pero este tren llega a tu radar mental y a tu abanico de emociones. Tarde o temprano, llega.
Cuando llegue, debes tener opciones de poder cogerlo. Debes estar presente en ese andén. Y eso sólo es posible cuando ya lo has hecho relativamente bien en el plano vital y puedes permitirte desviar un poco de recursos y atención hacia aspiraciones «más elevadas”.
Hay múltiples caminos para llegar a Roma. Quizás el azar se ponga de tu parte y encuentres un atajo que te permita llegar allí con rapidez. Pero si quieres jugar con buenas probabilidades de ganar, la estrategia secuencial de priorización tiene bastante sentido: Primero, apuntala bien el casco de tu barco para navegar con firmeza en el tempestuoso mundo hacia el que nos dirigimos. Después, navega durante un tiempo, descubriendo nuevos lugares y expandiendo tu destreza y experiencia. Y finalmente, con todo ese bagage en el zurrón, elige las aguas que te hagan sentir, en lo más profundo de tu ser, que tu viaje está mereciendo de verdad la pena.
Hábitos de comportamiento
Bueno colega, ya cuentas con mentalidad y objetivos ganadores en el radar. Ahora sólo te queda actuar. Día a día, mes a mes, año a año.
Esta es, probablemente, la parte más difícil de todo el proceso. Toca hacer. Sin excusas, sin justificaciones, sin trampas al solitario. Y la idea más poderosa que puedo darte para ayudarte con esto es la siguiente:
Has de incorporar en tu agenda acciones de máximo impacto de cara a las 4 áreas de desarrollo prioritarias que hemos identificado en el apartado anterior: Desarrollo de conocimiento y/o habilidad diferenciados, relaciones personales, flexibilidad de movimientos, propósito vital. Quizá puedes permitirte dedicar menos energía a la última de ellas en el corto plazo, salvo que el aguijón de tu necesidad de propósito se haya clavado ya en tus carnes y duela de verdad.
Esta idea tiene dos dimensiones:
En primer lugar, debes identificar cuáles son esas acciones de máximo impacto. No es lo mismo felicitar a un amigo por su cumpleaños con un mensaje de texto a las 8 de la tarde que llamarle por teléfono o presentarte en su trabajo a las 10 de la mañana. Hay acciones que, con poco tiempo y esfuerzo, producen grandes resultados. Por eso las llamo de “máximo impacto”. Piensa en cuáles pueden ser. Spoiler: Hay muchas. Para un momento y piensa, capullo.

En segundo lugar, debes llevar a cabo esas acciones de máximo impacto que has identificado, y debes hacerlo de forma prioritaria. Por mucho que haya docenas de otras tareas que, por su aparente urgencia, atraen más tu atención. Las acciones que has identificado son las más importantes, porque son las que te acercan a tus grandes objetivos. Y debes tratarlas como tal, sin excusas. Un día en el que no te acercas un paso más a tus grandes objetivos es una oportunidad perdida por gestionar mal tu tiempo. Ni más, ni menos.
“People do not decide their futures. They decide their habits, and their habits decide their futures.”
– F.M. Alexander
Bueno colega, ahí lo tienes. El mapa hacia la satisfacción vital en un mundo incierto y lleno de peligros. Utilízalo sabiamente. Si lo haces, ganarás. No me cabe ninguna duda.
Pura vida,
Frank.

