Todos vamos a morir pronto. Y en el escaso tiempo que te queda, tienes una cantidad limitada de cosas que te deben importar. Si te importan mucho demasiadas cosas, acabarás jodido.

Cuando te importan mucho demasiadas cosas, sentirás que mereces estar feliz y cómodo en todo momento, que todo debe ser exactamente como tú lo deseas. Eso es una enfermedad. Y te comerá vivo. Verás toda mala fortuna como una injusticia, todo reto como un fracaso, toda inconveniencia como una afrenta, todo desacuerdo como una traición.

La gente que sabe lo que hace dice “a la mierda” a menudo. No a todo, sino a las cosas poco importantes. Dan importancia a lo que de verdad importa.

La auténtica felicidad sucede cuando encuentras los problemas que te gusta tener y que te gusta resolver. No te preguntes qué te da placer, sino qué tipo de dolor que quieres tener. Porque eso determinará en más alto grado el tipo de vida que vivirás.

Un aspecto fundamental son nuestros valores personales. ¿Por qué considero algo un éxito o un fracaso? ¿Por qué estándares me mido a mi mismo y a los que me rodean? Este nivel, que requiere exploración y esfuerzo constantes, es extremadamente difícil, pero es el más importante. Nuestros valores determinan la naturaleza de nuestros problemas, y la naturaleza de nuestros problemas determina la calidad de nuestras vidas.

Los buenos valores son: 1) basados en la realidad; 2) socialmente constructivos; 3) inmediatos y controlables.

El crecimiento personal se basa en priorizar mejores valores, en elegir mejores cosas en las que centrar nuestra atención. Porque cuando eliges mejor lo que te importa, consigues mejores problemas. Y cuando consigues mejores problemas, consigues una vida mejor.

A menudo, la única diferencia entre un problema que es doloroso y un problema que es poderoso y generador de crecimiento es un sentido de que lo hemos elegido, y de que somos responsables de él. Es algo que emerge del principio básico de que somos responsables de todo lo que nos pasa, independientemente de las circunstancias externas en las que nos encontremos.

El crecimiento es bailar con la incertidumbre. Yo te digo que no te esfuerces en saber quién eres. Te digo que no lo sepas nunca. Porque eso es lo que te mantiene centrado en esforzarte y en descubrir.

El principio más importante que he aprendido en mi vida: Actuar no es solamente el efecto de la motivación; es también la causa de ésta.

Muchos de nosotros solamente actuamos si encontramos motivación. Y solamente encontramos motivación si encontramos inspiración emocional. Así que, si no nos sentimos motivados o inspirados, estamos jodidos. Porque no actuamos.

Sin embargo, la motivación se puede reorientar como un bucle infinito: Tus actos generan reacciones emocionales que te inspiran y motivan para actuar de nuevo. Así que, si no encuentras motivación, simplemente actúa. Haz algo, lo que sea, y observa tus reacciones emocionales.

He descubierto algo contra-intuitivo: Existe libertad y liberación en el compromiso. En rechazar alternativas y centrar tus esfuerzos en lo que de verdad te importa. El compromiso nos permite ser más efectivos a la hora de establecer y perseguir objetivos.

La flexibilidad para elegir lo que quieras parece un lugar muy interesante, pero el oro está enterrado en las profundidades. Para encontrarlo, debes comprometerte con algo y profundizar de verdad. Eso es cierto en las relaciones personales, en la carrera profesional, en la construcción de tu estilo de vida…en todo.