El arte de la buena vida, de William Irvine

 

Puntuación: 9/10

 

Resumen

Nota de Frank Spartan

Un libro que resume francamente bien los principios filosóficos fundamentales de los escritores estoicos – modernos – más relevantes, incluido Marco Aurelio, Séneca y Epicteto.  Frank Spartan tiene especial debilidad por la filosofía estoica, porque representa la estructura central de mi propia filosofía de vida y contiene muchas similitudes con el Budismo, una filosofía que con la que también conecto.  

Este libro desgrana muy bien las reflexiones filosóficas de aquellos grandes autores, a menudo expresadas de forma árida y no demasiado fácil de leer salvo que seas un ratón de biblioteca profesional. Asimismo proporciona una interpretación positiva sobre la flexibilidad de las prácticas estoicas, en contraposición con la interpretación de inflexibilidad que a veces – erróneamente en mi opinión – se le atribuye. 

Filosofía general

El objetivo de los estoicos no era eliminar las emociones sino en controlar las consecuencias de las emociones negativas en nuestra tranquilidad interior. La tranquilidad de la que hablan los estoicos es un estado psicológico marcado por la ausencia de emociones negativas como la tristeza, el enfado y la ansiedad, y la presencia de emociones positivas como la alegría.

Today I shall be meeting with interference, ingratitude, insolence, disloyalty, ill-will, and selfishness—all of them due to the offenders’ ignorance of what is good or evil 

Marcus Aurelius

La razón más importante para adoptar una filosofía de vida es que, si no tenemos una, corremos el peligro de vivir con torpeza. De perseguir objetivos que no merecen la pena. O de perseguirlos de la forma errónea.

Los estoicos consideraban que había dos principales fuentes de infelicidad para el ser humano: Nuestra insaciabilidad y nuestra tendencia de preocuparnos por cosas que no están en nuestro control.

Consideraciones sobre nuestra insaciabilidad

El estoicismo y el Zen tienen cosas en común. Ambos inciden en la importancia de la transitoriedad del mundo a nuestro alrededor y de controlar el deseo. Es muy improbable que consigamos tener una buena vida si no superamos nuestra insaciabilidad.

A través de los siglos, todos aquellos que han estudiado el deseo en profundidad han llegado a la conclusión de que afanarnos en conseguir lo que deseamos tiene muy poca probabilidad de generar felicidad, tranquilidad y equilibrio en nuestras vidas. No necesitar riqueza y comodidad es mucho más valioso que la riqueza y la comodidad en sí mismas.

Los humanos somos infelices en una gran parte por ser insaciables. Después de trabajar duro para conseguir algo, perdemos interés en ello. En lugar de sentirnos satisfechos, nos sentimos aburridos y en respuesta a ese aburrimiento formamos nuevos y mayores deseos. Es una escalera mecánica de satisfacción que nunca se detiene. Es el fenómeno que se conoce como la adaptación hedónica.

Lo que necesitamos, por tanto, es una técnica que nos ayude a detener ese proceso y a aprender a apreciar las cosas que ya tenemos. Y esa técnica es lo que denominamos la visualización negativa. Si visualizamos a menudo la pérdida de las cosas que tenemos, recuperaremos nuestra capacidad de apreciarlas mientras duren.

La práctica adecuada de la visualización negativa incluye contemplar que algo sucede, no preocuparse por ello. Es necesario aprender a reducir el apego, porque todo es transitorio. Y al mismo tiempo, ser capaz de apreciarlo y disfrutarlo mientras dure.

Consideraciones sobre la ausencia de control

La elección más importante de nuestra vida, en la opinión de Epicteto, es si nos enfocamos en los aspectos externos a nosotros mismos o en los aspectos internos.

En el momento en el que deseamos algo que no depende de nosotros, nuestra tranquilidad se verá alterada. Si no lo conseguimos, experimentaremos frustración. Y aunque lo consigamos experimentaremos ansiedad en el proceso. Por tanto, debemos evitar desear cosas que no dependen de nosotros. Debemos evitar poner esas cosas como nuestros objetivos.

Los estoicos entendieron que poner objetivos internos en lugar de externos favorecía nuestro rendimiento externo, pero también nuestro estado emocional.

Un elemento sobre el que tenemos total control es el tipo de valores que elegimos. Si nos ponemos como objetivo vivir y actuar conforme a buenos valores, obtendremos satisfacción con independencia de los resultados externos.

La incomodidad

Los estoicos apreciaban cierto grado de incomodidad en sus vidas.

Una persona que periódicamente experimenta pequeñas incomodidades crecerá con mayor confianza, porque la perspectiva de atravesar situaciones difíciles en el futuro le producirá menos ansiedad. Alguien que trata de evitar la incomodidad a toda costa será mucho más vulnerable ante la adversidad.

Los estoicos descubrieron que la fuerza de voluntad es un músculo. Cuanto más la ejercitan más poderosa se vuelve. Mediante la práctica de técnicas de autocontrol durante un tiempo, los estoicos podían transformarse en individuos de gran coraje y confianza para afrontar situaciones difíciles.

El autocontrol resulta clave para conseguir objetivos internos y vivir conforme a los valores que forman nuestra filosofía de vida. Y ello aumenta dramáticamente nuestras probabilidades de vivir una buena vida.

La conciencia de nosotros mismos

Marco Aurelio advertía que debemos examinar las cosas que hacemos, observar los motivos por los que las hacemos y considerar el valor de lo que perseguimos haciéndolas. Debemos preguntarnos continuamente si estamos actuando con la razón o estamos siendo gobernados por otras fuerzas.

Una vez somos conscientes de las fuerzas que nos mueven, debemos corregir nuestras acciones para alinearlas con nuestra filosofía de vida y nuestros valores principales.

De ahí es donde surge la tranquilidad, la calma, la paz interior.