Sobre la educación, de Jiddu Krishnamurti

Puntuación: 10/10

Resumen

Nota de Frank Spartan

Siempre he sido un gran fan de Krishnamurti. Es un fenómeno de la naturaleza en lo que se refiere a la claridad de pensamiento. De entre los muchos libros que tiene, éste siempre ha sido especial para mí, porque ahonda en las prácticas que desarrollan inteligencia y sabiduría a edad muy temprana, y que pueden aplicar tanto educadores profesionales como padres de familia. 

Lo más interesante es que no son cosas extremadamente sofisticadas, sino muy sencillas y elementales. Pero que, a menudo, en medio de la vorágine de la de la vida, nos olvidamos de inculcar. Y al hacerlo, continuamos perpetuando los mismos problemas de la generación anterior.

Haz caso a lo que dice el pequeño indio del libro y todo te irá mejor.

Conversaciones con los estudiantes

La educación

¿Se dan cuenta de que el mundo está loco? ¿Las batallas, las disputas, este constante provocar y hacerse pedazos el uno al otro? Y además se les educa para que encajen en esto. ¿Les parece que eso tiene algún sentido? ¿Es ése el significado de la educación, forzarles a que encuentren su lugar en esta estructura absurda llamada sociedad?

¿Van a conformarse, a amoldarse, a aceptar los viejos valores? Dinero, posición, prestigio, poder. Eso es todo cuanto el ser humano desea, y la sociedad quiere que encajen ahí. Pero si empiezan desde ahora a pensar, a observar, a aprender de ustedes mismos, entonces a medida que crezcan, se convertirán en seres humanos distintos.

Me refiero a «educar» en el verdadero sentido de la palabra: No hablo del mero hecho de impartir conocimientos, sino de generar, mientras se imparten, un cambio en la mente. Esto significa que deben ser extraordinariamente críticos; deben aprender a no aceptar nunca nada que no hayan visto con claridad por sí mismos, a no repetir jamás lo que otro haya dicho.

He estado viniendo a este valle durante casi 40 años. Han venido muchos estudiantes, pasaron por la escuela y se convirtieron en ingenieros, amas de casa, personas de negocios, y desaparecieron por completo en la muchedumbre. A veces me encuentro con alguno y compruebo que son personas comunes y corrientes. Y si no tenéis sumo cuidado, terminaréis de la misma manera.

¿Qué quiere decir con comunes y corrientes?

Ser como el resto de seres humanos: con sus mismas preocupaciones, corrupción, violencia, brutalidad, indiferencia y dureza; desear un empleo, aferrarse a él y morir en él. Eso significa común y corriente. No tener nada original, nada espontáneo, carecer de alegría de vivir, no sentir nunca curiosidad ni tener pasión. Jamás descubrir nada, sino simplemente amoldarse.

¿Cómo podemos librarnos de ser así?

No hay un «cómo». El «dígame cómo» es una de las preguntas más destructivas. Si uno ve una serpiente venenosa, no pregunta cómo escapar de ella, simplemente se aleja. De la misma manera, si ve que es una persona común y corriente, suéltelo, deje de serlo. No mañana, sino de inmediato.

La libertad y el orden

Escuchar es más importante que cualquier otra cosa en la vida. Para saber escuchar tienen que prestar atención completa.

La libertad no existe sin el orden. Si dicen «quiero hacer lo que me plazca», entonces generarán desorden. Deben considerar también lo que la otra gente quiere. Y de esa atención y cuidado, tanto a lo externo como a lo interno, surge el orden, y con ese orden viene la libertad.

Este problema de la libertad y el orden es una de las dificultades más complejas y urgentes que hay en la vida, y requiere que se reflexione sobre él mucho más que sobre las matemáticas, la geografía o la historia. Si realmente no son libres, nunca podrán florecer en la bondad, no conocerán la belleza. La libertad, la autonomía, la independencia para expresar lo que uno piensa, para hacer lo que uno quiere hacer, es una de las cosas más importantes en la vida.

¿Alguna vez ha paseado solo, o siempre va acompañado de otros? Si alguna vez sale a pasear solo, aprenderá por sí mismo, sabrá lo que piensa, lo que siente, lo que es la virtud, lo que quiere ser. Tiene que descubrir todo eso, y no es posible que descubra nada de sí mismo si permanentemente está hablando, saliendo con sus amigos, rodeado de media docena de personas. Al estar consigo mismo, comenzará a comprender el funcionamiento de su propia mente, y eso es tan importante como asistir a clase.

La sensibilidad

Ayer, mientras observaba cómo se divertían, me preguntaba cómo sería su futuro. ¿Vivirán una vida con un fuego ardiente en su interior o se convertirán en personas corrientes? ¿No debería la educación ayudarles a romper totalmente con la respetabilidad, con toda clase de conformismo?

Si sienten con gran intensidad, las pequeñeces no llenarán sus vidas. La política, el empleo, la carrera, son todas cosas muy insignificantes. 

El ser humano tiene miedo, porque sin un profundo sentido de la belleza y afecto se siente perdido; y cuando pierde la belleza y el afecto, entonces se vuelven muy importantes las ceremonias superficiales, los ritos, repetir mantras y acudir a los templos. Pero, en realidad, todas esas cosas no tienen ningún valor. La religión nacida del miedo se convierte en una ridícula superstición.

¿Saben por que se aferran? Lo hacen porque no conocen otra cosa; se aferran a su casa, a sus ídolos, a sus conclusiones, a sus infortunios, porque no tienen nada más. Para descubrir si existe algo más, deben soltar aquello a lo cual se aferran; si quieren cruzar el río, deben dejar esta orilla. Todos queremos estar libres de desdicha, y sin embargo, no queremos cruzar el río; por eso se aferran a algo que conocen aunque sea doloroso, y temen soltarlo porque no saben qué hay al otro lado del río.

El miedo

Casi todos los seres humanos son seguidores; Pero, ¿qué sucede cuando siguen a alguien? En ese momento dejan de pensar porque creen que el otro sabe más; uno sucumbe, se doblega, empieza a conformarse y a obedecer y se convierte en esclavo de una idea, de una proyección mental, de una influencia.

Uno debe aprender a diferenciar entre aprender y acumular conocimientos, porque los conocimientos hacen que uno funcione de forma mecánica, mientras que el aprender hace que la mente se renueve, sea joven e inquisitiva. Y solamente aprendemos cuando no hay temor, cuando no hay autoridad. Así vivirán aprendiendo de la vida a cada momento, y no simplemente interpretándola según el modelo propio de cada uno.

Traten de descubrir qué es lo que temen y vean si realmente no son capaces de ir más allá de ese temor; pero no de manera teórica o verbal, sino de verdad. No acepten la autoridad; la aceptación de la autoridad es conformidad, y la conformidad sólo engendra más temor.

El pensamiento por medio del tiempo crea temor. Pero si algo sucede de forma inmediata no hay temor, porque no da tiempo a pensar.

La violencia

Puede que un hombre tenga un título de doctorado, que sea un hombre de negocios con casas y automóviles, pero si no tiene amor, afecto, bondad y consideración, en realidad es peor que un animal, porque contribuye a perpetuar un mundo destructivo como éste.

Mientras son jóvenes deben pensar todas estas cosas; deben aprender a pensar; de lo contrario, se volverán como el resto del mundo; y sin amor, sin caridad, sin generosidad y afecto, la vida se convierte en algo terrible. La vida es algo inmenso, y limitarse a excavar un pequeño agujero para uno mismo, permaneciendo y defendiendo ese pequeño lugar, no es vivir.

La formación de imágenes

¿Por qué perdemos el sentido de la belleza? Pienso que sobre todo lo perdemos porque estamos terriblemente interesados en la imagen que tenemos de nosotros mismos.

Cuando vemos lo que es, no hay aburrimiento; el aburrimiento simplemente surge cuando uno rechaza lo que ve y desea otra cosa diferente.

Descubrir cuál es la actividad que uno ama es una de las cosas más difíciles de hacer, y esto forma parte de la educación. Uno debe adentrarse en sí mismo muy profundamente, lo cual no es fácil.  La verdadera educación no consiste en ayudarles a encontrar su carrera profesional… por el amor de Dios, arrojen ese concepto por la ventana. La verdadera educación consiste en ayudarles a comprender los problemas a medida que surgen, y eso requiere una buena mente: una mente que razone, que sea perceptiva, que no tenga creencias, que no acepte la autoridad.

Con ese tipo de educación, mediante la discusión, el escuchar, el silencio, podrán descubrir por sí mismos cuál es la actividad que realmente aman. 

Conversaciones con los profesores

La visión de largo alcance

La educación debe ocuparse de la vida en su totalidad, y no limitarse a dar respuesta a los problemas inmediatos. 

Si uno vive en función de lo inmediato, su vida será muy superficial, por mucho que la llene con automóviles, sexo, bebida, ropa en abundancia. Un hombre que vive una vida vacía y superficial está siempre tratando de escapar; y escapar significa engaño, más dioses, más dogmas, más actitudes autoritarias, más fútbol, sexo o televisión.

Nadie se preocupa por lo total, por la visión de largo alcance; hoy en día, la educación se ocupa solamente de lo inminente.

¿No es mejor seguir primero lo pequeño y llegar a lo grande después?

No, nunca. Si dice que lo pequeño es el primer paso, entonces quedará atrapado en lo pequeño. Se quedará atrapado en su pequeña familia, su casita, su maridito, su dinerito, su ropita. Sólo tendrá una pequeña responsabilidad social. ¿Por que ponen lo pequeño en primer lugar? Sencillamente porque es el camino más fácil.

La acción

El tiempo es un peligro, porque en el momento que dependemos del tiempo para cambiar, lo que conseguimos es una continuación de lo que ha sido.

El tiempo como medio para cambiar es una ilusión. El tiempo es necesario para aprender francés, y ese tiempo no es una ilusión; pero el tiempo para producir dentro de mí una mutación psicológica, un cambio en la psiquis, sí es una ilusión; porque ese tiempo estimula la pereza, la postergación.

Todo lo que sea un resultado del tiempo, en el instante en el que descarto el tiempo, termina por completo. Una mente que funciona fuera del tiempo está extraordinariamente alerta, es sensible, y puede impartir esa sensibilidad a otro que todavía busca a indaga, que todavía es inocente.

La competitividad

Toda la civilización está orientada hacia la competitividad. Lo que se respeta es a las personas ambiciosas, agresivas, que desean el éxito, que buscan influencias para llegar a lo más alto. Y la misma actitud existe en la escuela: le dicen al estudiante que no es tan hábil como el otro, lo estimulan a competir, a alcanzar un determinado nivel intelectual.

¿Qué efecto tiene la competitividad en la mente?

Competimos porque sentimos que si no lo hiciéramos nos estancaríamos. Pero ésa es una respuesta meramente especulativa, no es un hecho real. Actualmente no tenemos una buena base desde la cual podamos aprender. Lo que hacemos es simplemente añadir, y a este proceso de acumular lo llamamos aprender. Pero eso no es aprender.

Sólo la mente que no compara, que ha comprendido lo absurdo que es comparar, es la que puede establecer una base desde la que puede comenzar a aprender, en el verdadero sentido de la palabra.

Hablen a sus estudiantes sin tratar de convencerlos o influir en ellos; no en términos de condena, de conformidad o intentando disuadirles; muéstrenles el hecho. Entonces se comunicarán con ellos sobre una base real, científica, no romántica, sentimental o emocional. Y habrán establecido entre ustedes la relación adecuada. 

Una buena mente

La dificultad en la educación es averiguar si es posible cultivar una inteligencia que no sea el resultado de ninguna influencia, una inteligencia que no sea sólo aprender determinadas técnicas y ganarse la vida.

¿Es una buena mente la que repite, como un gramófono, lo que le han dicho?  ¿Hasta dónde interfiere la memoria con nuestra verdadera libertad?

Si estuviéramos libres de todo temor, ¿sabe lo que sucedería? Haríamos exactamente lo que queremos hacer. Puede que tenga un buen empleo, que ame a mi esposa o a mi esposo, pero… ¿me sentiré seguro si sigo teniendo miedo? ¿Puede la mente comprender el temor y liberarse de él? Porque cualquier cosa que haga una mente así, una mente libre, sera una acción correcta.

Si uno descubre que está asustado o frustrado, investíguelo. Y si lo hace a fondo, esa investigación corregirá el temor y la ira, los excesos en el comer y los excesos en el vestir.